La
ciudad de Valencia siempre ha sido una ciudad amurallada, murallas
romanas con cuatro puertas de acceso a la ciudad ya se citan en
las guerras sertorianas. Murallas árabes bajo el dominio
musulmán, con siete puertas de acceso y las murallas cristianas
construidas en el año 1356 con doce puertas y un amplio foso
que la rodeaba.
La puerta principal por el transito de la época era la puerta
de Serranos, situada al Norte de la Ciudad frente al puente del
mismo nombre, por el que accedían los que procedían
de la Serranía, llamándoles comúnmente “los
serranos”.
En el año 1392, una vez finalizadas las guerras y conflictos
con Castilla, se iniciaron una serie de obras y ampliaciones en
la ciudad, emprendiéndose la construcción de una nueva
puerta de Serranos que fuera un símbolo de fortaleza y poderío
para Valencia.
Para ello, se le confía al arquitecto Pere Balaguer la construcción
de la nueva puerta de Serranos, basándose en la puerta real
del Monasterio de Poblet, pero en enormes dimensiones.
Pere Balaguer construye en estilo gótico, dos torres poligonales
simétricas, de base pentagonal de tres pisos cada una, unidas
por un cuerpo central formando en su centro un arco en donde se
encuentra la puerta de Serranos. Esta entrada queda rodeada por
un foso que fortalecía más aun la protección
y acceso a la ciudad.
La parte trasera de las Torres esta descubierta y se observan cinco
salas con arcos de ojiva y bóvedas nervadas muy bien estructuradas.
Una gran escalinata da acceso a la planta noble (en la actualidad
es la escalera para las visitas a las torres) donde los caballeros
recibían a las personalidades que visitaban la ciudad, y
podían contemplar como si de una tribuna se tratara, las
entradas a la ciudad o los festejos populares.
Las torres de Serrano a partir de 1586, y durante trescientos años,
se convierten en cárcel para presos nobles, para ello se
realizan las reformas, enrejados y acondicionamientos necesarios
a tal fin.
Posteriormente en 1865, para que la ciudad pudiera expandirse y
evitar los problemas de falta de espacio, la acumulación
de basuras y aguas residuales de la población, las murallas
fueron derribadas y Valencia comenzó la expansión
tan necesitada. Solo quedaron en pie las Torres de Serrano y las
Torres de Quart.
En 1888 ante las continuas protestas de las gentes por el deplorable
aspecto que presentaban las torres convertidas en cárceles
y las condiciones en que se encontraban los reclusos, se decide
el trasladado de los presos al antiguo convento de San Agustín
que, en aquel entonces, hacia las funciones de correccional.
Seguidamente se realizaron las obras de reconstrucción,
restableciéndose el foso, se arrancaron las rejas de hierro
que afeaban los muros, se reconstruyeron las escaleras de piedra
que unían los distintos pisos y el edificio volvió
a brillar en su total esplendor.
Fue el 3 de Junio del año 1931, cuando se reconoce el valor
de la arquitectura militar del siglo XIV que representa estas Torres
y son declaradas Monumento Histórico Artístico Nacional.
Las Torres de Serrano, en la actualidad, siguen siendo centro de
reunión, punto de referencia y partida, de grandes acontecimientos
en la ciudad de Valencia.
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